Tuve hambre, y formaron una comisión para considerar mi problema.
Estuve en la cárcel, y se retiraron en silencio a orar por mi libertad.
Estuve desnuda, y reflexionaron sobre la inmoralidad de mi aspecto.
Estuve enferma, y agradecieron de rodillas por su propia salud.
Necesitaba un techo, y me predicaron sobre el refugio del amor de Dios.
Estuve en soledad, y me abandonaron para ir a orar por mí.
Parecen tan santos, tan cerca de Dios...
Pero yo todavía sufro hambre, frío y soledad.
extraído de:
http://espejosmaradentro.blogspot.com/2008/08/los-malditos-todavas.html
Volando sobre los espinos
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Davide Peregrinum sigue viajando en su peregrinaje por el mundo.
Parece que no saca tiempo para pasar por este lugar a dejar sus historias y
descubrimientos...
Hace 5 años.
2 comentarios:
Está extraordinario este texto que citas, y tristemente... es tan real que eso pasa.
Un fraternal abrazo, desde la distancia...
Peregrino
Es cierto que esto es realidad en muchas congregaciones de hoy.. pero también es un texto para reflexionar pues quizás más de alguna vez hemos actuado de la misma forma..
Otra peregrina te saluda desde Chile..
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