lunes, abril 23, 2007

"La Iglesia que no somos"

Anduve media perdida del blog, porque por estos días me tocó preparar un taller respecto de la Iglesia de Cristo. A medida que me fui introduciendo en el tema, pude ver mas claramente la gran distancia que tenemos hoy en nuestras congregaciones evangelicas, respecto al modelo original de iglesia que Cristo instauró.
Congregaciones donde han relegado a Jesús de los cultos, donde hablan de él con una soltura y propiedad y dicen conocerle pero a la hora de mostrar los frutos, no parecen precisamente hijos de Dios. La parte que se les olvida es que el amor y la fe en Dios se traducen obligatoriamente en obediencia a su palabra.
Cultos creados para la entretención de la congregación, para que no se vayan. Congregaciones en que la palabra de Dios no es "autoridad". Tiempos mejores sabemos que no vendrán. Pero en este ir y venir de nuevas congregaciones que luego se deshacen, o que se atribuyen el caracter de "únicos y elegidos", la Iglesia de Cristo sigue su curso y crecimiento. Por que la verdadera Iglesia que será alzada como esposa del Cordero, es aquella que no tiene una personalidad juridica, ni estatuos, ni normas humanas.
La Iglesia de Cristo esta compuesta por quienes luego de haber recibido el perdón de sus pecados han experimentado una nueva vida (arrepentimiento y convertimiento), aquellos que viven en plena y constante comunión con El Espíritu Santo, quienes se han negado a sí mismos, y han seguido a Jesús, quienes ha diario toman su cruz y siguen las pisadas del maestro, en este largo camino de llegar a ser la “imagen y semejanza “ de Dios. Quienes se caen y luego se levantan tomados de la mano del maestro. Nos son perfectos, tampoco son los mejores, son pecadores como todos, pero que aman a sus hermanos y a los que no lo son.
Quienes predican el evangelio, visitan enfermos y extienden su mano cuando "nadie" los ve.
Esta iglesia por lo demás se reúne todos los días en todas las partes del mundo, a través de la oración. Quienes "aman su venida". Sus miembros aunque no se conocen todos, se reconocen inmediatamente por la comunión que nace entre ellos aunque nunca se hayan visto o aunque nunca hayan conversado antes. Se miran, se leen, se escuchan y se edifican unos a otros. Esa comunión es simplemente el vínculo del Espíritu Santo viviendo en nuestro interior.
A Él sea la gloria!

0 comentarios: