miércoles, octubre 05, 2005

...somos incrédulos...

Me he preguntado últimamente ¿Cuanto nos cuesta creer?. La desconfianza es una característica común en los seres humanos tan así que hoy en día ya nuestras palabras no bastan, sino que con el tiempo hemos necesitado avalar nuestros dichos y compromisos, mediante contratos, documentos notariales, promesas de compra-venta, promesas de pagos, etc. y todo por causa de que alguna vez alguien no cumplió. Si le pregunto a cualquier persona ¿alguien te ha defraudado? , ¿Alguien no cumplió sus promesas?, o sencillamente ¿alguien no te pagó una deuda?, la respuesta será si probablemente a todas las preguntas. Entonces decimos con conocimiento de causa que el hombre o la mujer por su naturaleza”pecadora” defrauda y no cumple lo que promete . La Biblia dice que todo hombre (mujer) es mentiroso y creo que todos de alguna manera lo hemos comprobado aún en nosotros mismos. Pero cuando hablamos de incredulidad a Dios ¿en que la Justificamos?. Somos llamados “hijos de Dios” , pero a veces dudamos de él ¿qué raro... no?. Hemos sidos cambiados y transformados por él, tenemos testimonios. Predicamos y anunciamos el evangelio. Sabemos que su palabra es fiel, que se cumple, que el nunca nos ha mentido, por el contrario vemos que su amor se renueva día a día en nuestras vidas y sus misericordias también. El sol a diario nos sigue alumbrando, hoy hemos comido, estamos vestidos, sin embargo, ¿qué ocurre en nuestras vidas que por cualquier dificultad somos tentados a volver a la incredulidad? El apóstol Pablo instaba a que nos cuidáramos de tener un corazón malo e incrédulo. Pero ..¿ Cómo evitar caer en la incredulidad? Hay una historia en la Biblia donde se narra lo siguiente. Un joven con un espíritu inmundo (endemoniado) es llevado por sus padres a los discípulos de Jesús para ser sanado, sin embargo y para sorpresa de muchos, el milagro no ocurrió. Los discípulos pusieron las manos sobre el enfermo, reprendieron al espíritu inmundo, pero no hubo respuesta, el espíritu no se movió. Enojados sus padres fueron donde Jesús a “reclamarle”. Por su parte Jesús se molesta y llama a los presentes como “generación incrédula” , luego le dice al padre del muchacho “Si puedes creer, al que cree todo le es posible” y el padre le responde :“ Creo; ayuda mi incredulidad”. Al escuchar esto Jesús reprendió al espíritu y este se fue. Posteriormente sus discípulos asombrados le preguntan ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y él les dijo: “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”. Pero ¿a qué genero se refería Jesús? no era precisamente al demonio que estaba en el joven, sino él se refiere a la incredulidad.¿ Porque?.. porque hasta ese minuto, ni el padre del joven había creído realmente, ni los discípulos tampoco, ellos dudaron y pensaron que el demonio era muy poderoso y por eso ellos no habían podido sacarlo. Con ese acto, le restaron poder a Jesús y creyeron mas en el poder de aquel espíritu inmundo. Jesús nos llama a ayunar y orar para quitar esta incredulidad de nuestro corazón. Porque cada vez que doblamos nuestras rodillas estamos haciendo un acto de fe y al ayunar nos conectamos también por fe con nuestro Dios Quizás cuantos milagros hemos dejado de percibir por nuestra incredulidad. En mateo dice “y no hizo allí muchos milagros (refiriéndose a Jesús) a causa de la incredulidad de ellos “..

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