miércoles, noviembre 07, 2007

¿Quién controla nuestra vida?



San Juan 5:19
" De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente."

Jesús aún siendo Dios en la tierra nos dio un claro ejemplo de obediencia, mansedumbre y sumisión a la voluntad del Padre. Él dijo:
San Juan 5:30 "No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre."

A Pedro le dijo "otro te ceñirá"
San Juan 21:18 “De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Nótese que le dijo irás “donde no quieras”

y a nosotros sus Discípulos nos dijo que el Espíritu Santo nos iba a guiar a la verdad (Cristo)

San Juan 16:13
"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber"

Y nos llama amigos si hacemos su voluntad.
San Juan 15:14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando

Hacer la completa voluntad del padre es dejarse guiar por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Muchas veces implica hacer lo que no queremos hacer como por ejemplo orar por nuestros enemigos.

La voluntad de Dios permite que su propósito se cumpla en nuestras vidas.
Él para cada uno de sus hijos tiene un plan, un propósito, un camino que él ha escogido.
Que Dios tome el control significa no tomar decisiones sin consultar en oración previamente a nuestro Padre.
Aprender a escuchar la voz de Dios en nuestras vidas.
Entender que todos nuestros caminos no son los correctos.
Llevar el yugo de Cristo en nuestros lomos y dejarse guiar por el maestro
Que él domine nuestro hablar y nuestra mente.
Aun los planes y proyectos personales debemos dejarlos a los pies de Cristo en oración, pidiendo que él los confirme conforme a nuestra voluntad.
No empecinarnos en vivir a nuestra manera creyendo que estamos tomando mejores decisiones que las que Dios tiene para nosotros.
Es renunciar a uno mismo, a lo que yo quiero hacer.
Es vivir esperando ser guiado, dirigido por él.
Es disfrutar del acceso directo al Padre a través de la oración.
Es vivir en comunión con Cristo.
A él sea la gloria

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