martes, marzo 11, 2008

El viaje a cuba


Durante las vacaciones tuvimos la oportunidad de estar unos días en Cuba, no puedo dejar de contar que experimente sensaciones fuertes y grandes emociones en ese lugar. Creo que nunca imaginamos lo que nos esperaba. No voy a hablar de playas, ni del mar caribe, sino de su gente y de su forma de vida.

Mas allá del shock que puede provocar ver un país en ruinas y con una pobreza extrema que se percibe la mayoría de su población, resulta asombroso percibir una esclavitud a nivel espiritual, su gente en mayoría practica la santería, otros pocos el catolicismo y un numero pequeño se reconoce Cristiano evangelico, claro esta, que esto último tiene un costo.

Comenzamos a percibir muchas carencias de libertad tanto para actuar como para pensar, un miedo constante a no romper las reglas impuestas. No se ven letreros de ningun tipo (la publicidad no existe porque todo es del estado), un guardia en cada esquina y un esfuerzo de muchos porque los turistas solo conozcan ciertos lugares.

Como anecdota fuimos a comprar a un almacen y tuvimos que hacer una fila como 20 personas, en algunas tiendas de los mismos hoteles solo pueden entrar de 1 o 2, mientras el resto espera afuera. Uno de los señores que llevan maletas en el hotel era de profesión abogado, mientras el guia turistico se esforzo todo el día para decirnos lo hermoso que era Cuba para al final del tour concluir con la siguiente frase"esto es un desastre". Sin considerar que si andas solo siempre en el trayecto te paran mujeres para pedirte jabon o shampoo del hotel (bienes extremadamente escasos).

Nos preguntamos con Alexis ¿Que pudo haber sucedido en aquel lugar para llegar a ese estado?, la respuesta la tuvimos después de conocer el capitolio, una estatua de un lucifer victorioso al centro del jardin y un pentagrama que marca el punto cero de Cuba, entre otras cosas. Tanta destrucción, pobreza, ignorancia y esclavitud no podría provenir de otro lugar.

Sin embargo se cumple que donde abunda el pecado, mucho mas abunda la gracia,tuvimos la grata bendición de conocer y compartir con unos pastores en la habana junto a su familia, ellos y otros hermanos son la luz de aquel lugar.

Un ministerio apóstolico, una vida en fe y por fe, una iglesia no reconocida, que crece y crece, una visión celular, una misión de llevar el evangelio a las naciones y convertir discipulos para Cristo.
Una iglesia que crece en amor, a pesar de las carencias materiales, tienen abundancia del Espiritu Santo, como dicen ellos debido a que deben pasar de rodillas ante Dios por el día a día.

El recuento fue una grata experiencia de crecimiento, no queda más que agradecer a Dios por la libertad que él nos ha dado.
Vivir para él y por él .