lunes, diciembre 24, 2007

Un Dios a la medida



Ayer en un periódico se escribió un reportaje llamado “Retrato hablado de Dios” basado en una encuesta donde la gente expresa la imagen que tenía acerca de
Dios.
El resultado es que cada uno tenía un Dios a su medida y se concluía que la mayoría de las personas tenía una imagen infantil de Dios construida en base a creencias, formación familiar e ideas preconcebidas.

La gente por estos días prefiere recordar a Jesús recién nacido, dormido en un pesebre, inofensivo.

Cuando se predica de un Cristo salvador, cuando se llama al arrepentimiento pocos responden al llamado. La gente rehuye de este Jesús.

En estas fechas toma forma la idea preconcebida de que “el niño Dios” trae solo amor y paz.

Por eso muchos prefieren quedarse en el pesebre al lado del niño, pero pocos llegan a la cruz con el Salvador.

Quienes hemos conocido realmente a Cristo, no podemos acotar nuestro Dios a un pesebre, porque aún la tierra es el estrado de sus pies.

La voluntad eterna de Dios fue que el Verbo (El hijo de Dios) hecho carne viniera a este mundo a reconciliarnos con él, a expiar nuestros pecados, a traernos salvación porque sin él estábamos muertos y perdidos por el pecado porque el hombre había caído ante su creador y estábamos destinados a la perdición.
No es que haya nacido, el siempre fue, el siempre estuvo. Cristo, no tiene principio ni fin, él es ante todas las cosas (Colosenses 1: 15-17)

En realidad todo fue hecho para él y por él , aun nosotros fuimos creados para su gloria.

El eterno propósito de la voluntad de Dios fue poner todo bajo Cristo entregándole toda autoridad a él (Efesios 1: 19-21).

No es un Dios a nuestra medida. Cristo fue, es y será la Justicia de Dios.


Filipenses 2 : 6 -11

“el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios
también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los
cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”

A él sea la gloria